sábado, 26 de enero de 2013


Una de las cosas que más entristece es morir después que tus propios hijos.
Las personas, aunque no lo parezca, estamos hechas para soportar y aguantar las muertes de nuestros progenitores y demás familiares mayores; y no para ver cómo se les va la vida de entre las  manos a nuestros hijos delante de nuestros ojos.

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