Esos
días en los que estás demasiado susceptible. Que desde el momento en el que
abres los ojos ya estás pensando en volver a cerrarlos. Piensas que no quieres levantarte,
vestirte, andar ni hablar. Que no quieres poner buena cara a todo. Que estás
cansada. Cansada de tu vida.
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